Aceite de oliva virgen – 160grs.
Agua.
Arroz – 500 grs.
Azafrán
Colorante alimentario – en caso de no tener azafrán.
Garbanzos – 175 grs. puestos a remojo la noche anterior.
Pasas – 125 grs. de corinto o de moscatel despepitadas.
Perejil – al gusto.
Sal.
Elaboración
En una cazuela ponemos a cocer en agua fría (unos dos litros) y sal, los garbanzos escurridos. Los dejamos cocer hasta que queden tiernos. En una cazuela de barro resistente al fuego, vertemos el aceite y lo calentamos un poco, añadimos el arroz y las pasas, y lo rehogamos todo durante un par de minutos. A continuación, incorporamos los garbanzos y el doble de cantidad del caldo de cocción de los garbanzos que de arroz. Añadimos la sal y el perejil picado, e introducimos la cazuela de barro al horno bien caliente, durante unos 45 minutos.
También se puede añadir una cabeza de ajos en el centro de la cazuela de barro y hornear el arroz con la cabeza dentro… Por supuesto me refiero a la cabeza de ajos, no se os ocurra intentarlo con alguna de las vuestras. 🙂
Si no disponéis de cazuela de barro resistente al fuego directo, sofreírlo todo en otro recipiente aparte y luego trasladáis el contenido a la cazuela de barro, previamente calentada en el horno.
Obviamente, este es un arroz sanísimo y perfectamente válido hasta para el vegetariano más recalcitrante.
Vuelvo a insistir, en que el horno ha de estar muy caliente, o se os pasará el arroz. Recordad encendedlo con la antelación necesaria.
Si sois muy aficionados al perejil, podéis espolvorear un poco más al sacar la cazuela del horno.